Otra mirada sobre Alí-Bonavena

 




En los últimos tiempos, se ha ido difundiendo a través de los medios y las redes sociales, un mito sobre la pelea entre Muhammad Alí y Oscar "Ringo" Bonavena. Veamos un poco más allá en la historia. 
La pelea se programó a 15 rounds, para el 7 de diciembre de 1970 en el Madison Square Garden de Nueva York, y estaba en juego el título NABF (estadounidense) de la categoría pesado. 

Sí, Bonavena peleó por el título estadounidense. La razón fue que el púgil argentino había sido sancionado por la Federación Argentina de Box, entidad que lo suspendió de por vida tras morder en la tetilla a Lee Carr, en un combate realizado en el marco de los Juegos Deportivos Panamericanos de 1963, en San Pablo. En dicha pelea, en la que representaba al país, Bonavena fue descalificado. 

Dado que no podía obtener la licencia profesional en la Argentina, se fue a Estados Unidos, y allí sí pudo hacerlo, debutando profesionalmente en 1964.  

Con apenas 21 años, Bonavena había logrado ya aparecer en televisión, llamando la atención del medio vociferando bravuconadas. Pero le daba resultado. 

Como el escándalo que creó en el Aeropuerto de Ezeiza el día de su partida. Como no era un hecho destacable para la prensa, hizo un llamado anónimo denunciando que había una bomba en el avión. Ello generó una batahola, y la presencia de policías y periodistas, y hasta dio una nota con alguno de ellos, logrando su cometido. 

Bonavena apostaba ser la esperanza blanca, en simultáneo con un creciente racismo y fuertes reclamos de igualdad por parte de la comunidad negra. Al mismo tiempo, Cassius Clay, tras consagrarse campeón del mundo en 1964 frente a Sonny Liston, se convertía en Muhammad Alí, dejando de lado su nombre y apellido de esclavo. Antes había abrazado la fe musulmana. Alí se vinculó con activistas como Malcom X o Elijah Muhammad, y paulatinamente se fue convirtiendo en un referente político y social de la resistencia negra contra el racismo blanco. 

En un momento de mucha violencia política, Alí viajó a varios países del Tercer Mundo, predicando la paz y la igualdad, lejos del discurso político dominante en su país. En ese contexto fue citado para alistarse en el ejército norteamericano que se hallaba librando la guerra de Vietnam. El campeón se negó a concurrir, manifestando que su enemigo no era el Viet Cong, sino el poder blanco estadounidense que perseguía a sus hermanos de raza. Hasta le ganó de mano a Martin Luther King, quien condenó la guerra recién un año después. 

Apenas rechazado el reclutamiento, y estando en su mejor momento deportivo, la Comisión Atlética de Nueva York le sacó la licencia de boxeador, le fue retirada la corona del mundo y fue acusado de desertor ante la justicia estadounidense, quien lo condenó a cinco años de prisión.  Liberado bajo fianza, de todos modos no pudo salir del país ni combatir profesionalmente, dedicando su tiempo a dar conferencias e incrementar su prestigio social, a la par que caía la popularidad de la guerra en la sociedad norteamericana. 

Tras tres años y medio sin boxear, volvió en octubre de 1970 noqueando a Jerry Quarry, mostrando sus cualidades intactas.

En la previa a la pelea, Bonavena se paseó por Times Square con un toro, disfrazado de vaquero de algún estado del sur, bastión esclavista en la Guerra Civil. En el pesaje, lo llamó a Alí por su anterior apellido y lo tildó de gallina ("chicken") no por tenerle miedo a él, sino por no ir a la guerra.

Ningún gesto fue casual en Ringo. Frente al símbolo de la lucha de la comunidad negra y la no violencia, Bonavena se mostró como su contrafigura deportiva, política y social. El rol progresista, igualitario y pacifista fue de Alí, y el rol conservador, retrógado y racista fue de Bonavena.

La pelea fue un baile de Muhammad Alí, quien superó técnica, táctica y psicológicamente a Bonavena durante los quince rounds que duró el combate. La diferencia entre ambos fue abismal, sin tener el argentino la más mínima chance de revertir el resultado. En el último round, totalmente rezagado en las tarjetas, el hijo de Parque de los Patricios salió a tirar mamporros desesperados intentando conectar a Alí con un lucky punch. El resultado fue que el enorme campeón lo anticipó con oportunos contragolpes, que derribaron tres veces a Bonavena. Cierto es que Alí debió ser advertido por el árbitro, al no esperar el conteo de su rival desde el rincón neutral, pero ello no fue determinante en el resultado del combate. 

Quizás en la necesidad de encontrar epopeyas argentinas, algunos periodistas -incluso de los llamados progres- han construido el mito de Oscar Bonavena como héroe nacional y popular, que lo tuvo al borde de nocaut a Alí. No fue así la historia.

Tampoco Ringo fue un modelo nacional y popular. En el ámbito local, fue un activo representante de un cerril antiperonismo, con mucha simpatía hacia el dictador Alejandro A. Lanusse. Años atrás había sido protagonista de otro antagonismo político-deportivo -aunque de cabotaje, claro- cuando derrotó en el Luna Park a Gregorio Goyo Peralta, reconocido simpatizante justicialista, y asiduo visitante de la quinta 17 de octubre en Puerta de Hierro. 

La construcción de Bonavena como esperanza blanca fue un desproporcionado esfuerzo de los promotores. En su temporada en Estados Unidos, no logró derrotar a ninguno de los buenos: además de Alí, Joe Frazier, Floyd Patterson, Ron Lyle y Jimmy Ellis fueron sus verdugos. Aunque justo es reconocer que en la primera pelea mundialista con Frazier, logró derribarlo dos veces.

Sus últimas peleas fueron victorias frente a coleccionistas de derrotas, salvo el triunfo sobre el campeón argentino Raúl Gorosito en el Luna Park. Su récord final fue de 58 victorias (44 KOs), 9 derrotas y un empate. Fue asesinado al año siguiente en un burdel del Estado de Nevada, cuando su carrera de boxeador parecía ya haber terminado. 

Muhammad Alí tuvo triunfos épicos frente a Joe Frazier y George Foreman, y otros no tanto frente a Ken Norton y Ernie Shavers, entre otros. Perdió y recuperó el título frente a León Spinks, y estiró más de la cuenta su carrera, cerrándola luego de penosas derrotas frente a Larry Holmes y Trevor Berbick. El récord de Alí quedó en 56 triunfos (37 KOs) y 5 caídas. 

Su figura fue reivindicada en todo el mundo, incluso por jefes de Estado norteamericanos como Ronald Reagan, Bill Clinton y Barack Obama, quienes dejaron atrás todo reclamo vinculado a la guerra. En los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, tuvo en sus temblorosas manos la responsabilidad de encender la lámpara votiva. Murió en 2016, tras soportar durante años el mal de Parkinson, lo que no le impidió dar cientos de conferencias y recibir múltiples reconocimientos y homenajes, no sólo por sus méritos deportivos, sino también por su integridad y coherencia. 

Es cierto que Ringo fue un boxeador valiente y atrevido, pero de limitados recursos técnicos. Alí fue un artista del ring, que movía su cuerpo de cien kilogramos como si pesara la mitad, e hizo del manejo del tiempo y la distancia una virtud insuperable. Coincidieron en que ambos fueron hábiles gestores de su propio márketing.


Bonavena disfrazado de vaquero sureño, con toro incluido, paseando por Time Square, reflejado por la prensa de los Estados Unidos. 


Muhammad Alí, en 1971, come un asado en una fábrica de Lanús, propiedad de Carlos Spadone, junto los líderes del movimiento obrero, José Ignacio Rucci y Lorenzo Miguel. 


Por si te queda alguna duda de la pelea, mirala entera:  



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